Un estudio español acaba de demostrar que, en muchos establecimientos, falla la conservación y manipulación de este producto. más de un tercio de las muestras que analizaron superaban los límites de contaminación microbiana establecidos por la Unión Europea.
El trabajo, diseñado por investigadores del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Valencia, recogió 265 lotes de leche y otros productos lácteos listos para servir en diferentes establecimientos de la Comunidad Valenciana para, después, comprobar en el laboratorio si su calidad se ajustaba a la normativa de la UE.
Los resultados de su trabajo, que se publican en la revista 'Foodborne Pathogens and Disease', pusieron de manifiesto que el 35% de las muestras excedía el nivel máximo establecido para enterobacterias y un 31% superaba la normativa para microorganismos aerobios mesófilos.
La mayoría de patógenos analizados no era especialmente peligrosos para la salud de los consumidores. Ninguno de los lotes analizados fue positivo para 'S.aureus', 'L. monocytogenes' o 'Salmonella', aunque, en el 2% de las muestreas de leche caliente se detectó la bacteria ‘E. coli’, algunos de cuyos subtipos pueden producir importantes infecciones alimentarias.
Según explican los investigadores en las conclusiones de su trabajo, la presencia de estos microorganismos en las muestras analizadas indica que las condiciones de manipulación y conservación no son las correctas. Entre otras prácticas inadecuadas, se ha detectado en algunos establecimientos un recalentamiento constante de la leche o la conservación de la misma en recipientes no aptos, como las jarras y a temperatura ambiente. Asimismo, también han constatado deficiencias de limpieza de utensilios y vaporizadores de cafeteras.
El trabajo, diseñado por investigadores del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Valencia, recogió 265 lotes de leche y otros productos lácteos listos para servir en diferentes establecimientos de la Comunidad Valenciana para, después, comprobar en el laboratorio si su calidad se ajustaba a la normativa de la UE.
Los resultados de su trabajo, que se publican en la revista 'Foodborne Pathogens and Disease', pusieron de manifiesto que el 35% de las muestras excedía el nivel máximo establecido para enterobacterias y un 31% superaba la normativa para microorganismos aerobios mesófilos.
La mayoría de patógenos analizados no era especialmente peligrosos para la salud de los consumidores. Ninguno de los lotes analizados fue positivo para 'S.aureus', 'L. monocytogenes' o 'Salmonella', aunque, en el 2% de las muestreas de leche caliente se detectó la bacteria ‘E. coli’, algunos de cuyos subtipos pueden producir importantes infecciones alimentarias.
Según explican los investigadores en las conclusiones de su trabajo, la presencia de estos microorganismos en las muestras analizadas indica que las condiciones de manipulación y conservación no son las correctas. Entre otras prácticas inadecuadas, se ha detectado en algunos establecimientos un recalentamiento constante de la leche o la conservación de la misma en recipientes no aptos, como las jarras y a temperatura ambiente. Asimismo, también han constatado deficiencias de limpieza de utensilios y vaporizadores de cafeteras.